martes, 5 de noviembre de 2013

Un triunfo de la voluntad

Quería aprender alemán, pero era un tipo muy ocupado y no tenía tiempo para estudiar, por lo que decidió probar con grabaciones de ese idioma para escuchar mientras dormía, pero eran un poco caras y él siempre había sido un tipo muy ahorrador. Por suerte, descubrió que había discursos enteros de Hitler en varias páginas neonazis y se podían descargar sin pagar nada. Así, consiguió tener un alemán de acento austriaco de lo más aceptable, aunque con un deje antisemita bastante pronunciado.

4 comentarios:

  1. jajajjajajajajjajajajjaja.

    (cualquier día me manda al cuerno)

    ResponderEliminar
  2. Y ahora lo habla crispando mucho las manos. Así: Gñgñgñgñgñ...

    ResponderEliminar
  3. Absurda Levedad4:17 p. m.

    Tus escritos son lo mejor que he leído desde no recuerdo cuándo. Perdona el tuteo pero leerte a veces es como leerme a mí misma, así que me sale tratarte como a un viejo (aunque seas más joven que yo) conocido. Me recuerdas a Borges, Cortázar, Baudelaire, Woody Allen, Stephen King y, por supuesto, Leonard Cohen. ¡Vaya cóctel me ha salido!

    ResponderEliminar