—Doctor, oigo voces.
—¿Y qué dicen?
—Me dan consejos financieros.
—¿Qué? ¿No le piden que se suicide o que asesine a alguien?
—No, me hablan de bonos de inversión, acciones de empresas que van a subir, etc. Es un sinvivir: me siento un tiburón de las finanzas, lo que no está mal del todo, lo peor es convivir las veinticuatro horas con mi consejo de administración imaginario.
Si le dice que invierta en preferentes es Rodrigo Rato. ¡¡Abandona este cuerpo!! ¡¡El poder de Cristo te obliga!!
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