Tambaleándose por el alcohol, entra en el enésimo bar y con voz de lija pide una copa. La camarera se la da con gesto de disgusto y él le pregunta: ¿sabes quién soy? Sí, un borracho, responde ella. Vale, sí, pero no uno cualquiera, contesta él con una sonrisa desdentada.
Las personas que preguntan otras "¿Quién soy?", sabiendo la respuesta, no son nunca "cualquiera"
ResponderEliminarHay que decir "cú-cu" antes. Es lo ortodoxo.
ResponderEliminar